viernes, 28 de agosto de 2009

Compartir es bello 3 - 29 ráfagas escritas a dúo con mis amigos


Entrega - Sergio Gaut vel Hartman & Antonio J. Cebrián
—Ha llegado tu hora, miserable —dijo la secretaria al jefe dejando un paquete sobre su mesa.
Miserable Pérez lo abrió y sacó la hora que había comprado por Internet.

Anónimo - Nanim Rekacz & Sergio Gaut vel Hartman
Dios decidió volver a encarnarse. Eligió ser un oscuro burócrata en una oficina de inscripción de dominios inmobiliarios en un pueblo. No hizo nada especial. Transcurrió su vida y pasó desapercibido.

Estepa - Javier López & Sergio Gaut vel Hartman
—Tengamos la fiesta en paz —dijo Atila—. Odio la violencia.
El huno no era cruel: sólo trataba de convertir la estepa en vergel. Pero primero debía acabar con las malas hierbas.

Multilocación – Oriana Pickmann & Sergio Gaut vel Hartman
Nunca se acostumbró a estar en varios lugares al mismo tiempo. Para acabar con eso, Dios instaló cámaras web en distintos rincones del universo.

Frialdad - Sergio Gaut vel Hartman & Héctor Ranea
La plaza estaba sembrada de diamantes. Los helados eran de diamante. El sexo era de diamante. Estas estrellas de diamante eran perfectas, pero muy frías.

Demora – Carlos Feinstein & Sergio Gaut vel Hartman
Llegaron, por fin, pero era demasiado tarde. Los humanos vivían en paz y los esperaban con armas que ni siquiera imaginaban, los restos de los cuatro jinetes del Apocalipsis nunca fueron encontrados.

Revelación - Diego Martínez & Sergio Gaut vel Hartman
Y era cierto, señores, el hombre nunca llegó a la Luna; el hombre emigró a la Tierra desde la Luna y el 20 de julio de 1969 regresó a su hogar.

Percance - Daniel Frini & Sergio Gaut vel Hartman
Contemplé al piloto de la nave. Estábamos encajados en una fosa oceánica de veinte mil metros de profundidad. —¡Esta vez sí que la hiciste buena! ¿Me querés explicar cómo salimos de acá?

Costurero - Sergio Gaut vel Hartman & Rafael Vázquez
Empezamos a destejer la trama de la realidad para conocer el tipo de zurcido. Cuando los jinetes del Apocalipsis aparecieron con enormes tijeras y carretes, nosotros les recibimos con gigantescas agujas de coser.

Tahúres - Saurio & Sergio Gaut vel Hartman
Los habitantes de ese planeta no tenían rostro. La galaxia era casi toda suya. Se adueñaban de sistema solar tras sistema solar jugando al póker.

Pacto - Carmen Carrillo & Sergio Gaut vel Hartman
—Deberías mudarte. La casa nos queda chica.
—De ninguna manera. Le prometí a mamá que...
—Sí, lo sé. —“Hasta que la muerte nos separe", pensó el siamés.

Culpable – Gi Aronson & Sergio Gaut vel Hartman
Detectives sospechan que Gaut vel Hartman es un émulo de Jack, el destripador. Encontraron en su computadora el siguiente texto: "Envío pies para componer errepés compartidas”.

Receta prohibida - Sergio Gaut vel Hartman & Héctor Ranea
—Soy una mujer apasionada. ¿Me puede vender tres kilos de papas?
—Soy un eunuco —contestó el verdulero—, pero los años me dieron cierta experiencia. El puré obra libidinosas maravillas.

Errores - Sergio Gaut vel Hartman & Rafael Vázquez
Se equivocó de caja y tomó la herramienta equivocada. Clavó la tapa desde dentro. Tratando de sacarlo, lo enterraron bajo tierra. Por un cúmulo de errores aún sigue allí.

Problema de juego - Sergio Gaut vel Hartman & Carlos Feinstein
Estaba seco como el Sahara al salir del casino, lo malo es que en la jerga de vampiros, la moneda no puede ser otra que la sangre.

Venganza – Sergio Gaut vel Hartman & Javier López
Todos los patos salieron del agua al mismo tiempo. Alzaron el vuelo y se unieron a otras bandadas. Pronto oscurecieron el cielo. La venganza animal contra la especie humana había comenzado.

Darwin y el eslabón perdido - Sergio Gaut vel Hartman & Saurio
—¿Usted es humano?
—No, soy, uh... mono.

Variación Eternauta - Sergio Gaut vel Hartman & Saurio
—¿Usted es humano?
—No, soy un Manos.

Recíproco – Carmen Carrillo & Sergio Gaut vel Hartman
—Me delira pensar —dijo la mujer—, lo que ocurrirá cuando me despache el mezcal que me coquetea desde la alacena.
—No imaginas lo que sentiré yo, nena —dijo el mezcal, relamiéndose.

Vida efímera - Nanim Rekacz & Sergio Gaut vel Hartman
Soy el habitante de un deseo ajeno; ella me descubre, se abre como una flor, es un bosque blanco entre mis ráfagas, pero estalla el reloj y dejo de existir.

¿Amor o pentotal? - Héctor Ranea & Sergio Gaut vel Hartman
—Se lo digo a corazón abierto: la amo.
—¡Cállese —dijo la cirujana—, todos dicen lo mismo con pentotal.
—Pero ninguno con mi voz de papagayo auténtico.

Predestinación - Sergio Gaut vel Hartman & Antonio J. Cebrián
Renunció a participar en la carrera. Al fin y al cabo, todo el mundo sabía ya quién iba a ganar. Proclamaron vencedora por incomparecencia del contrincante a la tortuga.

Luz - Sergio Gaut vel Hartman & Rafael Vázquez
Pienso en las mujeres que amé y ni siquiera me miraron. Corrí y corrí, pero nunca conseguí estar delante de sus ojos, sus miradas siempre fueron más rápidas que yo.

Participación - Miguel Dorelo & Sergio Gaut vel Hartman
Renunció a participar en la carrera a pesar de saberse superior. La liebre sabía que un tal Esopo se inmiscuiría y lo echaría todo a perder.

Estafador – Javier López & Sergio Gaut vel Hartman
Compraba cosas como horizontes y eclipses. Luego vendía espejismos y lunas en cuarto creciente a hombres de ciudad que sólo conocían esos fenómenos por lo que leían en la prensa, mientras desayunaban precipitadamente.

Inocente - Gi Aronson, Sergio Gaut vel Hartman & Carlos Feinstein
El jurado declaró inocente a Gaut vel Hartman. Construir un ser vivo cosiendo piezas anatómicas no es delito. Condenó a Aronson con cadena perpetua por utilizar pies ilegítimos.

Inquietante – Oriana Pickmann & Sergio Gaut vel Hartman
Se metió en la cama y su sorpresa fue mayúscula al ver ya se había acostado.

Decisión – Carlos Feinstein & Sergio Gaut vel Hartman
Le dio vergüenza entrar al local, pero había llegado el momento. Debía cumplir y mantenerse sano aunque el lugar lo intimidara, como a todo renacido, especialmente el cartel que decía: "se reparan androides".

Sinestesias - Sergio Gaut vel Hartman & Rafael Vázquez
La primera vez que te vi, cuando todavía era ciego, te vi con las manos. La primera vez que te toqué, recuperado de la vista, temblando, lo hice con la mirada.