jueves, 18 de septiembre de 2008

27 parpadeos del 18 de septiembre de 2008


Antes de la batalla – Daniel Frini
Napoleón vistió su camisa roja. Yves Saint Lauret repasó el cuello y quitó una hebra de hilo de un puño. 
—¡Preccciosssso, Su Majestad!
—No crea. Me gustan más las camisas hawaianas.

Paisaje – Alejandro Bentivoglio
El bebé y su madre parecen una misma cosa. Nadie nota los grises, muertos ojos de ella. Los rojos, hambrientos ojos de él, succionando impasible.

Ricardo Ganso
Cuando Beatriz despertó, Heráclito todavía estaba allí. Su hedor de animal selvático adolescente, también. Ella le espetó:
—¡Te dije que te bañaras!
Parsimonioso, Heráclito se negó: —Nadie se baña dos veces en el mismo mes.

Lúnulas - Jacques Prevert
Había matado a su mujer y se mordía las unas frenéticamente mientras esperaba ver crecer imperceptiblemente las de la muerta tendida en el diván. 

Mensaje de texto –Jorge Martín
—¿Dónde estás?
—Estoy llegando.
Y el avión cayó sobre la casa.

Apariencia - Julio R. Estefan
Discúlpame, Dante, pero tenía que decírtelo, Beatrice no es lo que parece: al igual que Bonifacio, te hará pasar por un Infierno.

Dilema - Alvaro Ruiz de Mendarozqueta
Era hermosísima. Dudó varias veces, meses pasaron, pensaba si besarla o no. La besó. Fue como besar una mano helada, ella no respondió. 
¿Para qué tanta belleza, para qué le sirve?

Por qué no - Francisco Costantini
—Confiese —dijo Borges, obsesivo—. Usted no descubrió nada. Usted inventó. Esto no es más que una ficción.
Colón se limitó a encogerse de hombros. No dijo nada.

Niños - Lucía Coria
Hora de cenar. Desata al abuelo.

José Luis Zárate
Una estrella fugaz. Pidió un deseo. La estrella abarcó el horizonte entero, partió la Tierra a la mitad. El deseo se había cumplido.

La verdadera razón - Olga A. de Linares
¿Romeo y Julieta? No querían terminar odiándose como sus padres...

Canción de cuna - Esteban Moscarda
Cuando se fue a dormir, los dioses seguían leyéndole el cuento.

Universo paralelo - Steven Meretzky 
Bush, en la indigencia, se une al ejército.

El precio - Silvana Álvarez
Cantó, cantó y cantó. De todas formas lo aniquilaron, aunque sobrevivió.

Pistas - Patricia Kieffer
Miró la escena, el cadáver, encontró al asesino: era él.

Indiferencia - Liliana Savoia
No me reconocí en sus ojos, estaban clausurados los espejos.

Decisión desesperada - Juana I. Gallego
La vía del tren brillaba como un cuchillo. Se acostó.

Robert Jordan
El cielo se nos viene encima. Más información a las 11 a.m.

Dia de cata - Héctor Ranea
Tomó la cicuta apreciando el bouquet a hiel de toro y el toque mágico de.

Stan Lee
El seguro del automóvil había expirado. Y el motor también.

Ventajas de limitar las palabras - Miguel Dorelo
—Ahora, de odioso, les cuento el final: el asesino es.

Hallazgo - Claudio Amodeo
Miro en el zanjón: hay un cadáver. Se me parece...

Saurio
Todo el mundo tiene su precio y, para peor, no aceptan tarjetas.

Curso - Sergio Gaut vel Hartman
—He venido a su planeta a estudiar Relaciones Humanas, pero tengo una duda: ¿podré comerme al profesor al terminar la clase?

Pudo haberlo dicho 2 – Guillermo Vidal
Alejandro ante el nudo Gordiano.
—En el tiempo que a él le tomó hacer el nudo, yo conquisté medio mundo.

Duda trascendental - Magnus Dagon
Si es verdad que existen los agujeros blancos, ¿qué pasaría si se encontrara uno de ellos con otro, negro?

Ángel García Galiano
El conde me ha invitado a su castillo. Naturalmente yo llevaré la bebida.