lunes, 22 de agosto de 2011

19 parpadeos, pesadillas en medio de ráfagas, tinieblas – Héctor Ranea




1
Cuando mi peor pesadilla ya estaba allí, desperté.

2
Aunque esté dormido, las pesadillas me localizan por el dinosaurio que está velándome.

3
Inútil despertar, sé que la pesadilla todavía estará allí.

4
El ingenuo cree que soy un dinosaurio cuando soy su propia muerte.

5
En el libro de visitas escribió. Por más que me sueñes, soy tus pesadillas.

6
En mis sueños la mente queda en blanco; así, la silueta de mi pesadilla se destaca aún mejor.

7
Le refuto su argumento pero esa mujer insiste en ser mi pesadilla, para probarlo saca su careta y veo en ella mi rostro.

8
Me sonríe al despertarme del coma, pero no sabe cuánto me hizo sufrir cuando era mi pesadilla

9
Más fervor puse en olvidarla que en no volver a soñarla nuevamente. La pesadilla me visita diariamente, pero la olvido. Sólo ha dejado un tatuaje permanente en mi cuerpo lastimado.

10
Tomo como arma un reloj despertador, un vaso de agua. Pero mis sueños conspiraron para traer a mi pesadilla a mi vigilia. Ahora debo estar en vigilia, con los ojos abiertos.

11
Despierto y yace conmigo una mujer desnuda pero soy también mujer.
—Ya sé —le digo —eres mi pesadilla; y ella a mí
—Te confundes otra vez.
Y como volví a dormirme me ha quedado el acertijo sin respuesta.

12
Mi pesadilla quiere responderme, la veo desesperada tras el vidrio que la separa de la tempestad en la que navego tratando de explicarme. Cuando despierto, el agua salobre ha invadido mi casa. Yazgo ahogado abrazado a una foto del mar.

13
El silencio vale más que todo lo que pueda consolarme la pesadilla cuando despierto.

14
Cuando despierto, todas las pesadillas que logro disipar han abierto las ventanas y el Sol ya ha quemado todas mis alas.

15
Todavía no ha nacido la pesadilla que pueda vencer la que reina en mi mente.

16
No es inútil razonar con mis pesadillas, pero no quiere corregirse. Insisto que es un error que yo muera al final pues ellas morirán conmigo. Idealistas.

17
No habían pasado dos tic-tac desde que abrí los ojos que supe que no había despertado sino que la pesadilla había abierto otra ventana para mí.

18
El orden de eventos en mi pesadilla es inverso al de lo real. Desde el piso del patio me elevo ensangrentado y mugriento hacia mi departamento sanándome en el viaje hasta que llego a mi ventana para tomar la decisión de arrojarme. Mi pesadilla se equivocó esta vez.

19
Más vale pesadilla en ciernes que sueño en blanco.

7 comentarios:

Unknown dijo...

Dejo aquí mis pesadillas, Héctor. Veo que sabrás qué hace con ellas.

Un abrazo

Ogui dijo...

Mucho me temo que no estás en lo cierto, Patricia... confieso que sólo puedo escribir sobre ellas... :) Pero ¡gracias igual!

El Titán dijo...

Estas pesadillas nos demuestran que usted es un escritor pesadillesco, un Freddy Kruger de la prosa y de los versos, un maestro de la noche como el querido Vincent Price. Celebro estas ensoñaciones macabras, su vuelo poético, su pluma que trasciende la noche y la vigilia. Lo saludo y espero verlo en uno de sus sueños...

Ogui dijo...

¡Cómo le temía a Vincent Price en mis años de pibe! Era como el Freddy Krugger de los años 50. Pero hizo de todo. Me quedó mucho la versión de El Cuervo, pero ahora no tengo idea de otro dato. ¡Ni qué decir La Mosca!
En cuanto a sus consideraciones sobre mí, las agradezco humildemente considerando que exageras, El Titán. En cuanto a mi pluma, no puedo decir que soy alado, más bien implume, pero sí, hay plumas que me caen bien con mi osamenta o lo que queda de ella.

Mayra dijo...

Parece que las pesadillas tampoco pueden con usted querido Héctor. Disfruté mucho una vez más, leyendo sus relatos. Mejore y prosiga con sus parpadeos, aunque quizás las pesadillas sigan perpetuándose en las mentes de los ávidos lectores!!

Javier López dijo...

Fantástica serie, Héctor. No se le puede sacar más jugo a las pesadillas. Las disfruté como si fueran un buen sueño.

Ogui dijo...

Gracias, Mayra, gracias, Javier. Las pesadillas siempre tienen jugos. No me digan que ustedes no le podrían sacar... ¡vamos! ¡A trabajar!